El panorama político mexicano se caldea ante el reciente intercambio de declaraciones entre Gerardo Fernández Noroña, presidente del Senado, y Alejandro Moreno, dirigente nacional del PRI. La controversia surgió a raíz de las denuncias que Moreno interpuso en Estados Unidos contra morenistas, acusándolos de presuntos vínculos con el narcotráfico, específicamente señalando a Adán Augusto López.
Fernández Noroña desestimó las gestiones de Moreno Cárdenas, calificándolas de “ridículas” y “hechas con las patas”. En rueda de prensa, el legislador sugirió que las denuncias carecen de sustento, comparándolas con peticiones inviables hechas a la Mesa Directiva del Senado, como la destitución de Adán Augusto López de la Junta de Coordinación Política (Jucopo), posición que Noroña aclaró es irrenunciable y sujeta a decisión del grupo parlamentario. El presidente del Senado insinuó que Moreno “nada más fue a hacer el ridículo” con sus acciones legales en el extranjero.
En una respuesta contundente a través de su cuenta de X, Alejandro Moreno Cárdenas arremetió contra Fernández Noroña, tachándolo de “pendejo” y enfatizando la postura del PRI de no permanecer inactivo ante figuras como Adán Augusto López y sus presuntos nexos con el crimen organizado. Moreno sostuvo que el que se ríe de tales denuncias “encubre”, cuestionando el cinismo de la burla frente a la exigencia de la salida de López Hernández.
El senador priista argumentó que la petición de renuncia de Adán Augusto López no es un asunto de viabilidad legal, sino de principios, decencia, ética y mínima vergüenza. En un tono crítico, Moreno Cárdenas equiparó pedir dignidad a los involucrados con solicitar honestidad a un político de Morena, sentenciando que “están podridos hasta el fondo” y que quienes se ríen de las denuncias son cómplices del dolor del pueblo, prometiendo desenmascararlos.
